La tarima flotante se caracteriza, como su nombre indica, por su instalación flotante, que al contrario que la tablilla encolada o la tarima maciza, que se colocan respectivamente, encoladas a la solera o clavadas sobre rastreles. En el caso de la tarima flotante, las lamas suelen ir unidas entre si, bien mediante un machihembrado perimetral o bien mediante un sistema click cuyas lengüetas ni siquiera se han de encolar, facilitando aún mas su instalación.

A menudo se habla de las tarimas flotantes como tarimas tricapa. Esto es debido a que normalmente están construidas en 3 capas de diferentes materiales:

– Capa base o soporte: suele ser de madera de conífera (generalmente abeto) y tiene de 2 a 3 mm. de grosor.

-Capa intermedia o persiana: Formada por un enlistonado, generalmente también de madera de conífera.

-Capa noble o de uso: Tiene entre 2 y 6 mm. (generalmente alrededor de 3.4 mm.), de su grosor dependerá las veces que la tarima flotante pueda ser pulida, y es la cara que queda visible una vez instalada la tarima. Puede estar formada por una gran variedad de maderas nobles. Algunas de las más habituales són: roble, haya, arce, jatoba, iroko, merbau etc…

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